Para calificar un profesor como bueno o malo primero debemos delimitar que es para nosotros “bueno”. En este caso lo bueno será más que lo aceptado socialmente puesto que un profesor tiene en sus manos la educación de cientos de estudiantes por ello que un profesor sea bueno es prácticamente una obligación, me parece que todos los profesores debiesen ser buenos, es mas excelentes. Si consideran la responsabilidad que tienen en sus manos.
En cuanto a lo que se espera de un profesor es todo aquello que tiene que ver con su desempeño profesional y esto involucra su comportamiento dentro y fuera del establecimiento educacional.
Dentro del aula un profesor debe ser amable, cordial y sobre todo cercano a los alumnos, el docente les debe dar confianza más aun si consideramos que ellos pasan gran parte del día con sus profesores, muchas veces son estos quienes notan cambios de actitud en sus estudiantes y son capaces de reconocer cuando tienen algún tipo de problema importante que los está afectando; de esta misma forma el profesor debe mostrarse transparente para que sus estudiantes encuentren en él un adulto que les entregue protección y siempre una palabra que los oriente cuando lo necesiten.
Eso en el plano social-afectivo, pero en lo que respecta a lo académico a mi juicio un profesor debe ser puntual con la hora de llegada, cumplir con lo que dice, si las pruebas las iba a traer corregidas para hoy que así sea de lo contrario pierde credibilidad y los estudiantes le pierden un poco de respeto y tampoco cumplen con él pues se sienten defraudados, la forma de entregar los conocimientos debe ser de forma clara y con términos accesibles a los estudiantes, de a poco incorporar vocabulario más técnico que les entregue un bagaje acorde con las exigencias. Una buena presentación personal es fundamental, un correcto vocabulario, las groserías no están permitidas pues esto propicia un clima de desorden y de a poco se va perdiendo el respeto.
Fuera del establecimiento un docente también debe mantener la compostura y recordar que desde que comienza con práctica en los colegios se transforma en un personaje público por lo tanto nunca debe olvidar que en cualquier momento puede ser visto por alguno de sus alumnos. Para ellos es chocante y casi inaudito ver a la profesora por ejemplo con alguien de la mano, parece un mito pero los estudiantes aun ven al profesor como un ser casi de otro planeta que no tiene vida y que solo anda con un libro bajo el brazo y es una especie de ratón de biblioteca. Es importante que los alumnos sepan que esto no es así pero hay que ser cuidadoso en esto, pues ellos siempre deben ver al profesor como un ejemplo a seguir y de hecho es así todos tenemos algo de nuestros profesores y en el futuro enseñaremos probablemente tomando el método de alguno de ellos, por esto se debe actuar siempre correctamente, no empaquetada o lejana, de forma natural pero correcta. Un profesor sin duda debe conocer muy bien su materia, es como un actor debe conocer muy bien su libreto y pararse frente a sus alumnos con seguridad, ellos son muy intuitivos y lo perciben, esto además permite ser exigente con los alumnos e increíblemente cuando ellos ven una entrega total por parte del docente responden de la misma forma y se vuelven aprendices cada vez más interesados en el tema, preguntan, investigan y transforman su aprendizaje en una construcción propia que les permite avanzar sin necesidad de recibir todo elaborado. Por último la confianza en sus alumnos es fundamental, no podemos pensar que estamos frente a cuarenta y cinco delincuentes, estúpidos o retrasados, los prejuicios que nos formamos cuando los conocemos deben ser mínimos, el tiempo nos dará la razón y si actuamos como un “buen profesor” nada de esto será verdadero los estudiantes se transforman en parte de nuestra vida y es difícil cerrar las puertas de la sala, llegar a la casa y olvidarse de las cuarenta y cinco personas que tenemos a cargo.
Las características antes mencionadas debieran ser comunes para todos aquellos que ejercen la pedagogía con vocación y responsabilidad, esto me parece que es el problema, debido a que la mediocridad revelada en las evaluaciones docentes nos indica que estos parámetros no se están cumpliendo y que existen muchos de nuestros colegas que se encuentran en el sistema solo pasando los días sin dejar una huella en los estudiantes.
Que gratificante debe ser para un docente cuando después de años los estudiantes los van a visitar, cuando les dicen la extrañamos o ahora que yo también soy profesora me baso en como usted hacia las clases por que yo aprendía con su método. Son frases que calan hondo cuando se ama la pedagogía.
Sin duda hay múltiples factores que pueden mermar el desempeño profesional, la excesiva cantidad de horas de trabajo, el ambiente laboral, etc. pero esto no puede empañar la educación, como docentes no podemos permitir que esto ocurra y nada de esto son motivos justificados si consideramos que tenemos en nuestras manos el futuro de Chile.
No debieran ser las características de un buen profesor sino las características de los docentes en general pues todos ellos cumplen una misión fundamental, el desafío para nosotros las nuevas generaciones de profesores se relaciona con superar esto y que lo antes mencionado se transforme en una generalidad y que de verdad esto caracterice a todos los profesores.
En cuanto a lo que se espera de un profesor es todo aquello que tiene que ver con su desempeño profesional y esto involucra su comportamiento dentro y fuera del establecimiento educacional.
Dentro del aula un profesor debe ser amable, cordial y sobre todo cercano a los alumnos, el docente les debe dar confianza más aun si consideramos que ellos pasan gran parte del día con sus profesores, muchas veces son estos quienes notan cambios de actitud en sus estudiantes y son capaces de reconocer cuando tienen algún tipo de problema importante que los está afectando; de esta misma forma el profesor debe mostrarse transparente para que sus estudiantes encuentren en él un adulto que les entregue protección y siempre una palabra que los oriente cuando lo necesiten.
Eso en el plano social-afectivo, pero en lo que respecta a lo académico a mi juicio un profesor debe ser puntual con la hora de llegada, cumplir con lo que dice, si las pruebas las iba a traer corregidas para hoy que así sea de lo contrario pierde credibilidad y los estudiantes le pierden un poco de respeto y tampoco cumplen con él pues se sienten defraudados, la forma de entregar los conocimientos debe ser de forma clara y con términos accesibles a los estudiantes, de a poco incorporar vocabulario más técnico que les entregue un bagaje acorde con las exigencias. Una buena presentación personal es fundamental, un correcto vocabulario, las groserías no están permitidas pues esto propicia un clima de desorden y de a poco se va perdiendo el respeto.
Fuera del establecimiento un docente también debe mantener la compostura y recordar que desde que comienza con práctica en los colegios se transforma en un personaje público por lo tanto nunca debe olvidar que en cualquier momento puede ser visto por alguno de sus alumnos. Para ellos es chocante y casi inaudito ver a la profesora por ejemplo con alguien de la mano, parece un mito pero los estudiantes aun ven al profesor como un ser casi de otro planeta que no tiene vida y que solo anda con un libro bajo el brazo y es una especie de ratón de biblioteca. Es importante que los alumnos sepan que esto no es así pero hay que ser cuidadoso en esto, pues ellos siempre deben ver al profesor como un ejemplo a seguir y de hecho es así todos tenemos algo de nuestros profesores y en el futuro enseñaremos probablemente tomando el método de alguno de ellos, por esto se debe actuar siempre correctamente, no empaquetada o lejana, de forma natural pero correcta. Un profesor sin duda debe conocer muy bien su materia, es como un actor debe conocer muy bien su libreto y pararse frente a sus alumnos con seguridad, ellos son muy intuitivos y lo perciben, esto además permite ser exigente con los alumnos e increíblemente cuando ellos ven una entrega total por parte del docente responden de la misma forma y se vuelven aprendices cada vez más interesados en el tema, preguntan, investigan y transforman su aprendizaje en una construcción propia que les permite avanzar sin necesidad de recibir todo elaborado. Por último la confianza en sus alumnos es fundamental, no podemos pensar que estamos frente a cuarenta y cinco delincuentes, estúpidos o retrasados, los prejuicios que nos formamos cuando los conocemos deben ser mínimos, el tiempo nos dará la razón y si actuamos como un “buen profesor” nada de esto será verdadero los estudiantes se transforman en parte de nuestra vida y es difícil cerrar las puertas de la sala, llegar a la casa y olvidarse de las cuarenta y cinco personas que tenemos a cargo.
Las características antes mencionadas debieran ser comunes para todos aquellos que ejercen la pedagogía con vocación y responsabilidad, esto me parece que es el problema, debido a que la mediocridad revelada en las evaluaciones docentes nos indica que estos parámetros no se están cumpliendo y que existen muchos de nuestros colegas que se encuentran en el sistema solo pasando los días sin dejar una huella en los estudiantes.
Que gratificante debe ser para un docente cuando después de años los estudiantes los van a visitar, cuando les dicen la extrañamos o ahora que yo también soy profesora me baso en como usted hacia las clases por que yo aprendía con su método. Son frases que calan hondo cuando se ama la pedagogía.
Sin duda hay múltiples factores que pueden mermar el desempeño profesional, la excesiva cantidad de horas de trabajo, el ambiente laboral, etc. pero esto no puede empañar la educación, como docentes no podemos permitir que esto ocurra y nada de esto son motivos justificados si consideramos que tenemos en nuestras manos el futuro de Chile.
No debieran ser las características de un buen profesor sino las características de los docentes en general pues todos ellos cumplen una misión fundamental, el desafío para nosotros las nuevas generaciones de profesores se relaciona con superar esto y que lo antes mencionado se transforme en una generalidad y que de verdad esto caracterice a todos los profesores.